
Hoy, con profundo pesar, recordamos al gran Sandrino Castec y el vínculo imborrable que dejó en Universidad de Chile. Un delantero de antaño, quien con sus goles, sacrificio y entrega en el campo, se ganó el cariño y reconocimiento de todos los hinchas azules. Llegando a disputar 201 partidos y marcar 63 goles, se inscribió en la historia dorada del club.
Su historia azul comenzó con 14 años, cuando fue seleccionado en una prueba masiva, uniendo así nuestros caminos para siempre. Tras completar su formación en el club, Castec desarrolló una carrera profesional durante 13 años entre 1977 y 1989. Periodo en el que se ganó el apodo de “Bombardero” debido a su habilidad y audacia para buscar las redes rivales.
El goleador azul debutó bajo la dirección técnica de Luis Ibarra en 1977 y se mantuvo de forma ininterrumpida hasta 1984, retornado en dos etapas (1986-87 y 1989). Estrenándose en las redes rivales en la octava fecha del Campeonato Nacional de 1979, partido en el que marcó un doblete ante Santiago Morning en el Estadio Nacional.
 (1).jpg)
En total fueron 10 temporadas defendiendo al “Romántico Viajero”, en las cuales alcanzó a disputar 201 encuentros y marcar 63 goles. Transformándose hasta hoy en el 9° canterano con más anotaciones en la historia del club. Entre sus logros deportivos, destacan la Copa Chile de 1979 y la Liguilla Pre-Libertadores de 1980, ambos torneos triunfos 2-1 ante Colo-Colo.
Más allá de su carrera profesional, Sandrino nunca dejó de vincularse a la U. Trabajando como director de una de nuestras escuelas oficiales, inculcando a las futuras generaciones los valores de ser de la U. Su figura además, nos acompaña día a día en uno de los murales que forman parte del Centro Deportivo Azul, inspirando con su recuerdo a nuestros futuros futbolistas.
Don Sandrino siempre será un referente tanto del Club como del fútbol chileno. Lamentamos profundamente su pérdida, pero sus goles permanecerán siempre en nuestra historia y más importante, su recuerdo quedará intacto para que inspire a las futuras generaciones azules. ¡Gracias por todo, “Bombardero” querido!